Por Jordi Company Armengol
La Universidad de ‘Stanford’, niega tajantemente la superioridad nutricional de la comida ‘bio’ frente a la convencional, no nos alarmemos y veamos el porqué de estas afirmaciones, todos sabemos que muchos estudios están ‘comprados’ y ‘financiados’ por grandes corporaciones para generar ‘opinión’, cabe mantener estos informes en ‘cuarentena’, pues otras tantas investigaciones afirman todo lo contrario.
La ‘British Food Standard Agency’ difundió un texto en 2009 que con una prepotencia inusitada concluía que una dieta orgánica no resultaba más beneficiosa para la salud que una normal.
No hace falta ser un genio para ‘adivinar’ que detrás de estos movimientos se mueven multimillonarios oscuros intereses de la industria de tratamientos fitosanitarios, fertilizantes y semillas transgénicas.
La realidad es que el informe de ‘Stanford’ no ha cambiado NADA y el de la ‘British Food Standard Agency’ menos, la tendencia hacia lo más sano y natural sigue creciendo exponencialmente, los consumidores no son ‘estúpidos’.
Si nos quedamos en la anécdota, podemos perder la perspectiva del asunto. Preguntémonos al margen de estos informes, lo que tenemos claro que NO queremos:
No queremos pesticidas, fertilizantes químicos, hormonas o antibióticos, ¿estamos de acuerdo?, sigamos, no queremos el maltrato del medio ambiente, y sí queremos un digno trato a los animales, sí queremos un producto cultivado o producido de una manera tradicional, respetuosa, y que potencie el ‘comercio justo’.
Lo ‘extraño’ es la agresividad con la que algunos detractores de la comida orgánica descalifican a las personas que la defienden, ¿entonces lo ‘bio’ es para ricos y lo que no para pobres?, la verdad este tipo de afirmaciones denotan un nivel intelectual rayando lo ‘patético’, pues cualquiera con un pequeño y modestísimo huerto puede acceder gratuitamente a este tipo de alimentos.
Afirman que solo los ‘adinerados’ pueden acceder a este tipo de alimentos, seguramente desconocen la existencia de las cooperativas de compra y cercanía, solo es cuestión de organizarse, y por otro lado ¿la salud tiene precio?, ¿es barato consumir productos no ecológicos y meternos entre pecho y espalda productos cancerígenos, químicos, etc., y seguir afirmando que son caros?.
Evitar los pesticidas podría reducir hasta un 20% las muertes por cáncer, esto es un hecho constatado y constatable. Algunos detractores de la comida ecológica afirman que la agricultura ecológica es ‘pija’, … cada uno que saque sus propias conclusiones.
¿Un pollo criado en libertad y alimentado con maíz cultivado sin pesticidas es más caro?, seguramente sí y no, ¿puedes comer un pollo de granja intensiva aliñado con antibióticos, y productos químicos más barato?, claro que sí, lo caro y lo barato es muy relativo.
La agricultura y ganadería ecológica son capaces -afirmo- de producir todo lo que precisa la humanidad, con pequeños y medianos productores, dignificando su vida y su trabajo, y que ahora se ven sometidos a las imposiciones de Monsanto y las grandes corporaciones, que hasta hace dos días utilizaban en sus productos la denominación ‘BIO’ (Danone) con una impunidad asombrosa, ignorando los daños colaterales, que no son pocos y sí muy graves por su falta de ética y doble rasero moral.
Hoy internet permite el contacto directo entre el consumidor y los productores, y las múltiples webs que venden todo tipo de productos orgánicos a domicilio era impensable hace unos años, y hoy es un ‘realidad’ por mucho que les pese a sus detractores. Más competencia y menos intermediarios, igual a más oportunidades de encontrar buenos precios, salud, y trabajo digno para los productores, esto último ‘vital’, si queremos de verdad un mundo más justo y sostenible para todos.
Fuente original: ecoticias