Como ocurrió con el petróleo en el siglo XX, el agua podría convertirse en la materia prima esencial del siglo XXI. Su uso aumenta más del doble que la tasa de crecimiento demográfico mundial, según explica Kirsty Jenkinson, del Instituto de Recursos Mundiales en declaraciones que recoge Reuters.
Este organismo prevé que el uso del agua repunte un 50% entre 2007 y 2025 en los países en desarrollo y un 18% en los países desarrollados. Su empleo es cada vez mayor en los países más pobres y aumenta en un contexto de mayor trasvase de población de las zonas rurales a la ciudad, apunta Jenkinson.
Como consecuencia del cambio climático se espera un repunte de desastres como inundaciones, sequías y cambios en los patrones de precipitación, que afectarán antes y de forma más dura a los países pobres. "Encaramos un gran reto", asegura Jenkinson.
¿Habrá agua suficiente si la población sigue aumentando, como se predijo, a 9.000 millones de ciudadanos a mediados de siglo? "Hay una gran cantidad de agua en la Tierra, por lo que probablemente no se va a acabar", señala Rob Renner, director ejecutivo de la Water Research Foundation.
El problema es que el 97,5% de ella es salada y del 2,5% restante que es dulce, dos tercios está congelado.
Más de mil millones de personas carecen de acceso al agua potable, y más de 2.000 millones viven sin el saneamiento adecuado, lo que lleva a la muerte a 5 millones de personas, principalmente niños, cada año por enfermedades de origen hídrico, explica Renner.
Sólo el 8% del suministro de agua dulce del planeta va a uso doméstico, el 70% se emplea para el riego y el 22% en la industria.
Las sequías y la escasez de lluvias contribuyen a lo que se conoce como "riesgo del agua", junto con las inundaciones y la contaminación.
"El agua va a convertirse en un factor limitante en nuestras vidas", apunta Ralp Everts, presidente de Black & Veath, une empresa de ingeniería que diseña sitemas de agua y opera en más de 100 países.
En su opinión, se producirá una modificación de las prioridades de los recursos para hacer frente a los retos del agua que plantea el cambio climático y la creciente urbanización.