Investigadores de todo el mundo trabajan con la premisa de que los combustibles fósiles tienen fecha de caducidad. Existen indicios para pensar así, aunque a muy largo plazo.
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) reconoció hace un par de años que el petróleo, la principal fuente de energía del mundo, había llegado a su cénit de producción (en 2005). Esto haría que la era del petróleo barato o peak oil habría terminado. No obstante, en los últimos tiempos el desarrollo del fracking ha abierto una nueva ventana de energía, que cuenta con Estados Unidos como principal promotor. El futuro proyecta precios más altos de los hidrocarburos, por lo que la búsqueda de energías propias se torna imprescindible para los países con una elevada dependencia energética. Es el caso de España.
Nuestro país fue pionero en el desarrollo de energías verdes. Hoy es raro circular por las carreteras españolas sin toparse con un parque de molinos de viento o de placas solares. Como ocurre con el Ave, España es ejemplo para el mundo en energías renovables, un sector en el que las empresas españolas son líderes internacionales. Su crecimiento ha estado sostenido en inversiones millonarias comprometidas por el Estado –en forma de primas-, que han sido rectificadas, lo que está poniendo en peligro la viabilidad de miles de proyectos y la solvencia de muchos particulares que dedicaron todos sus ahorros con la garantía de un real decreto.
Pocos son los que cuestionan las energías renovables. Muchos más los que están en contra de un desarrollo ligado a sumas tan cuantiosas. “Todos queremos renovables, pero con un crecimiento ordenado; que entren progresivamente en el sistema y con incentivos, para que poco a poco sean competitivas, como está ocurriendo con la eólica, pero no sin control, como sucedió con la fotovoltaica, con primas desorbitadas, que han conseguido que quiebre el sistema”, señala un experto.
Pero, más allá de este debate, el descubrimiento de nuevas fuentes de generación que reduzcan la dependencia de energías contaminantes es un objetivo de cualquier país. Instituciones, universidades y empresas de todo el mundo dedican esfuerzos a esta búsqueda. Detrás del molino o de la placa solar, como ocurre con todas las tecnologías, hay un enorme consumo de I+D+i. Gracias a este esfuerzo las renovables van mucho más allá de los parques eólicos o las plantas solares. Los hallazgos de los últimos años son constantes y cada vez sorprende menos descubrir cómo la energía puede surgir del material más inesperado. Estos son sólo unos ejemplos:
- Bailar y generar energía

- El hueso de aceituna no se tira

Probiosur, consorcio creado a partir de la unión de las empresas Aceites del Sur-Coosur y García Munté Energía, ha inaugurado recientemente su planta de producción de hueso de aceituna con destino a la producción de energía. Antes, el Hotel Sierra de Cazorla, en Jaén, ya sustituyó el gasoil y el gas natural de sus calderas de calefacción por huesos de aceituna, que atesoran un poder calorífico de 4.700 kW/h por kilogramo. Y también hay particulares que los utilizan para en sus propias casas.
- Kurata, orujillo a la japonesa

- La pintura fotosintética

- Aprovechar las zanahorias descartadas para el consumo

El primer paso del proceso consiste en preparar el mosto. Se procesa la zanahoria en trozos muy pequeños y se somete a una hidrólisis enzimática, con una ruptura de las moléculas de mayor tamaño, formadas por glucosa. Así, el azúcar de los tejidos queda libre para ser consumida por las levaduras. A continuación tiene lugar la fermentación etílica, donde se utilizan levaduras –similares a las empleadas para producir vino, cerveza e incluso de pan– que son capaces de transformar el azúcar presente en el mosto, en etanol y dióxido de carbono. Por último, el etanol es purificado por destilación.
- Algas marinas
Las algas marinas son objeto de estudio desde hace años por sus cualidades para generar biocombustibles y últimamente ha habido nuevos pasos hacia el denominado biopetróleo. Después de años de investigaciones en colaboración con la Universidad de Alicante, la empresa Bio Fuel Sistems ha puesto en marcha en la ciudad ilicitana su primera planta de producción de biopetróleo, similar al petróleo fósil. El proceso se ejecuta en unos días y se nutre de la energía solar y del dióxido de carbono atmosférico.