El cambio climático y el transporte de mercancías contribuyen al aumento de las plagas en las ciudades, con efectos negativos para la salud y el medio ambiente
La proliferación de diversas especies de insectos, roedores, hongos, bacterias o malas hierbas puede conllevar diversos problemas en las ciudades. Algunos de estos seres actúan como vectores que transmiten enfermedades, causan alergias, picaduras, etc.
Su impacto medioambiental también puede ser grave. Además de posibles daños materiales tanto en espacios naturales como en viviendas e instalaciones industriales, su acoso puede provocar la desaparición de la fauna y la flora autóctonas.
Si estos seres encuentran las condiciones medioambientales y de alimento adecuadas, la expansión de la plaga está garantizada: los vertederos incontrolados, las basuras acumuladas o el alcantarillado en mal estado son el paraíso de las plagas urbanas.
En los últimos años, fenómenos como el cambio climático, la globalización o la intensificación del transporte internacional de mercancías contribuyen a su expansión, según ANECPLA, que representa a la mayoría de empresas de este sector.
Los consumidores han aumentado en un 20% el uso de servicios profesionales de control de plagas en España
Una especie que ha agradecido estos últimos años de inviernos más suaves es la cucaracha americana. De mayor tamaño y más común en las zonas templadas, empieza a verse cada vez más en zonas del interior peninsular e incluso en fechas próximas al invierno.
El tráfico internacional de mercancías ha favorecido la entrada de especies invasoras en España como la cotorra argentina, el visón americano, el mejillón tigre o el mosquito tigre.
Las chinches son una de las nuevas plagas que cobran cada vez más importancia. Durante el pasado verano, Nueva York sufrió una plaga de estos molestos insectos, que se extendieron por toda la ciudad, incluso en juzgados, trenes y en las populares tiendas de la Quinta Avenida. En España, señalan desde ANECPLA, la globalización y el gran aumento de los viajes internacionales desde los años 80 ha facilitado la entrada de las chinches, una plaga que desapareció en la segunda mitad del siglo XX en los países desarrollados y que, aseguran, se ha vuelto a convertir en un problema.
En muchos casos, aseguran los profesionales de control de plagas, el problema no es la falta de higiene, y cualquier ciudadano puede estar expuesto a una de estas plagas. La detección de especies como el mosquito tigre o la cucaracha americana no está relacionado con la limpieza, sino que es un problema de cierre de saneamientos.
Otro de los efectos de la globalización es que los insectos y la transmisión de enfermedades exceden los límites geográficos. Más de tres cuartas partes de las enfermedades humanas nuevas, emergentes o reemergentes son zoonosis, es decir, causadas por patógenos originarios en animales o de productos de origen animal y, en la actualidad, se estima que un nuevo virus contagioso podría alcanzar todos los continentes en menos de tres meses.
El Chikungunya, un virus originario del continente africano y del sureste asiático y que se transmite por la picadura de mosquitos del género Aedes spp, llegó a provocar en 2007 un brote en Italia.
Los sistemas para evitar y controlar una plaga urbana son diversos. En primer lugar, la prevención pasa por una buena limpieza y saneamiento, de manera que se eliminen los lugares que pueden servir a las plagas para su desarrollo. La instalación de barreras físicas como tapar grietas y agujeros, mosquiteras, etc., contribuye a dificultar la expansión de las mismas. También se pueden utilizar diversos métodos activos para combatir a una plaga urbana: físicos y mecánicos, como elevar la temperatura, utilizar luz ultravioleta, sonido, etc., químicos, que utilizan biocidas, y ecológicos, que recurren a enemigos naturales de los organismos-plaga para impedir o reducir los daños ocasionados.
En cualquier caso, dados los efectos negativos de los productos químicos, se recomienda optar por ellos solo si el resto de medidas indicadas no son suficientes para controlar la plaga. En este caso, las empresas que se encarguen de ello deberán estar inscritas en el Registro de Establecimientos y Servicios Plaguicidas y los productos que utilicen en el Registro de Plaguicidas de la Dirección de Salud Pública del Ministerio de Sanidad y Consumo. Los consumidores pueden exigir a estas empresas que faciliten este tipo de información, si bien también pueden conseguirla en la Subdirección de Salud Pública de cada una de las comunidades autónomas.
Los responsables de ANECPLA reclaman una serie de medidas para hacer frente a estas plagas, como aumentar las campañas informativas y de concienciación ambiental, higiénica y sanitaria, promover la cooperación tanto en el ámbito nacional como internacional entre las diferentes administraciones, empresas y organismos representativos, fomentar las buenas prácticas en el sector, conforme a la normativa, y aumentar su formación para actualizarse lo antes posible.