La diversidad de las plantas silvestres de la península y las Islas Baleares suma 6.273 especies, el 54,2 % de todas las especies de plantas europeas, cifra que respalda el gran nivel de riqueza y protección de la flora española y transmite optimismo de cara al futuro.
España puede presumir de una biodiversidad “tremendamente rica” y bien conservada con una pérdida de solo unas 20 especies de plantas en los últimos 100 años, ha explicado a EFE, Ramón Morales, investigador del Real Jardín Botánico (RJB) para quien dicha cantidad resulta “insignificante” si se compara con la pérdida acaecida en países tropicales.
Con motivo de la publicación del libro “Las plantas silvestres en España”, elaborado por un equipo de investigadores del RJB y coordinado por Morales, se busca resaltar la importancia de las plantas silvestres de la península, concretamente las vasculares: plantas con flores, gimnospermas y helechos en donde no se incluyen hongos, líquenes, algas y musgos.
Estas plantas, las más evolucionadas y dominantes en la actualidad, están diseminadas en toda la península y recae en la encina (Quercus ilex), el privilegio de ser la figura omnipresente de los ecosistemas ibéricos seguida de los robles o los pinos en zonas montañosas, y por los alcornoques en áreas del suroeste.
Países Mediterráneos
El investigador del RJB ha señalado que en el conjunto de los países mediterráneos se estima que hay 10,8 especies de plantas por cada 1.000 kilómetros cuadrados, datos muy similares a los que se dan en la península ibérica con una proporción de 10,6 especies de flora por 1.000 km2.
En cuanto al número total de especies endémicas hay que destacar que en el territorio ibérico-balear se han contabilizado 1.262 especies, de las que alrededor de 826 son exclusivas de la España peninsular, 104 de las Islas Baleares y 64 de Portugal continental.
Estos datos revelan que la flora ibérica tiene una tasa de plantas endémicas cercana al 20,1 %, cifra muy similar al resto de otros países mediterráneos (13 % Grecia continental y 11,7 % Italia continental), aunque claramente por encima de los países de Centroeuropa donde a Alemania se le atribuye sólo una tasa del 0,7 por ciento.
A través de las páginas de este volumen, que quiere alejarse de los estereotipos del clásico manual botánico, se muestra a la sociedad el trabajo de investigación que se realiza en el Botánico y el conocimiento acumulado en torno a las plantas.
Por eso, los capítulos de este volumen abarcan, entre otros temas, el proyecto de “Flora ibérica”, el desarrollo de la Botánica florística en las diferentes regiones peninsulares, el proyecto Anthos -un sistema de información de las plantas en España- ,la diversidad de la flora acuática española o los saberes sobre los usos de las plantas.
Saberes sobre los usos de las plantas.
Respecto a estos usos destaca el conocimiento de las plantas medicinales de uso popular, uno de los mejores conservados en España, que afecta a 1.200 especies, algo menos del 20 por ciento del total de especies de plantas silvestres que componen la flora ibérica.
Dichos conocimientos transmitidos a lo largo de los siglos y de generación en generación han sido y son una “ardua tarea” que requiere de gran conocimiento a la hora distinguir las plantas, recolectarlas, calcular sus dosis y saber las dolencias que curan.
Las plantas aromáticas peninsulares, de ellas, unas 300 corresponde a la familia de las labiadas, representan el 5 por ciento de toda la flora ibérica; cabe resaltar el tomillo, el romero, la salvia, el espliego, el cantueso o la menta.
Suelen ser hierbas o arbustos y poseen glándulas secretoras de aceites esenciales volátiles que garantiza que la planta siga oliendo aunque esté seca.
Ramón Morales destaca la importancia de las colecciones de plantas secas o herbarios ya que en ellos se basa en gran parte la investigación botánica.
El herbario del Botánico de Madrid contiene 1.000.000 de muestras de plantas y es el mayor de la península ibérica.